Los seres humanos
siempre hemos estado tentados a encontrar una explicación a la complejidad de
la materia que nos rodea. Al principio se pensaba que los elementos de toda
materia se resumían al agua, tierra, fuego y aire. Sin embargo al cabo del
tiempo y gracias a la mejora de las técnicas de experimentación física y
química, nos dimos cuenta de que la materia es en realidad más compleja de lo
que parece. Los químicos del siglo XIX encontraron entonces la necesidad de ordenar
los nuevos elementos descubiertos. La primera manera, la más natural, fue la
de clasificarlos por masas
atómicas, pero esta
clasificación no reflejaba las diferencias y similitudes entre los elementos.
Muchas más clasificaciones fueron adoptadas antes de llegar a la tabla periódica que es utilizada en nuestros
días.
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